Los últimos acontecimientos en OpenAI han provocado notables cambios en su estructura directiva, marcados por la salida de Sam Altman del puesto de Consejero Delegado. La empresa atribuyó este cambio a una menor confianza en su liderazgo. Tras la salida de Altman, Greg Brockman, uno de los cofundadores y presidente de OpenAI, también anunció su dimisión.
Brockman anunció su decisión en X (antes conocido como Twitter), donde reflexionó sobre los importantes logros y retos afrontados desde los inicios de la empresa. Afirmó:
«Me enorgullece enormemente lo que hemos conseguido colectivamente desde nuestros humildes comienzos en mi apartamento hace ocho años. A pesar de enfrentarnos a numerosos retos, hemos logrado mucho juntos. Sin embargo, a la luz de los acontecimientos de hoy, renuncio».
Greg Brockman
Siguió expresando su compromiso con la misión de desarrollar una inteligencia artificial general segura para la mejora de la humanidad. En un principio, Brockman iba a renunciar a su cargo de Presidente del Consejo de Administración, aunque continuaría desempeñando otras funciones bajo la dirección del nuevo Consejero Delegado.
La marcha de Altman como Consejero Delegado ha suscitado preocupación por una posible pérdida de personal clave en OpenAI. El propio Altman ha insinuado que revelará sus futuros proyectos más adelante.
Al parecer, la decisión de separarse de Altman se debió a profundos desacuerdos entre él y el consejo, en particular con Ilya Sutskever, cofundador y científico jefe de OpenAI. El núcleo de estos desacuerdos giraba en torno a cuestiones relacionadas con la seguridad de la IA, la velocidad del desarrollo tecnológico y el enfoque de la empresa respecto a la comercialización.
Estos conflictos internos forman parte de un reto permanente para OpenAI: equilibrar el desarrollo ético de la IA con los intereses comerciales. Esta cuestión ha sido un tema recurrente en la historia de la compañía, que llevó a la desvinculación de Elon Musk en 2018 y a la salida de algunos empleados para formar Anthropic en 2020.
Originalmente establecida como una organización sin ánimo de lucro en 2015, la misión de OpenAI era democratizar el acceso a las tecnologías avanzadas de IA y evitar su monopolización. Sin embargo, la organización pasó a un modelo con ánimo de lucro tras una importante inversión de Microsoft en 2019.